domingo, 10 de abril de 2011
Al fin, solo quedó mi vientre
Aquel poema
causó un temblor extremo
en el líquido de mis vísceras,
la sangre describió un trazado
imposible ante las palabras,
y quise comprenderlo,
pero su estructura sencilla
se asemejaba a un corazón hueco
con las venas al viento,
su sombra espejo, el silencio,
la pausa más hermosa.
Pasé entonces mis ojos por él
como hacen los niños
con sus dedos pegajosos
sobre las paredes,
y como una corriente fría
en el agua cálida del río
llegó la música y el instante
fue viento.
La mirada quedó fija en un equilibrio
igual al que desprenden
los cuerpos recién amados.
Al fin, solo quedó mi vientre
y unos versos en él
clavados como cuchillos.
.
.
3 comentarios:
Como cuchillos se clavan tus versos.
La música y el instante gestando versos.
Besos
Tiene fuerza este poema.
Me encanta.
Saludos.
Espectacular el poema Mamen.
Un abrazo
Clara
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